domingo, 2 de marzo de 2014

El político padre Fortea


Es fácil descubrir cuales son las tendencias políticas del «gran exorcista del reino», a poco que nos asomemos a sus infinitas intervenciones en la blogosfera intuimos esa fragancia intensa de las ideologías que no se atienen a nada en particular pero que saben cómo envenenar los dardos.

Básicamente el padre Fortea utiliza en sus posicionamientos políticos el victimismo basado en viejas batallas de las que sólo se debería ocupar la historia. Admitiremos que es un poco la ideosincrasia política española pero en los presbíteros de la católica España, en muchos de ellos, ese victimismo alcanza verdaderamente cotas asombrosas de decadencia rancia.

Gran admirador del general Franco, a quien según parece dedicó un libro que ha recorrido algún que otro despachito y salón privado, Fortea ha hecho pública su admiración a partidos de extrema derecha como Democracia Nacional. Es conocido entre los que han estado cerca de él su afecto por las escenas extremas de tiempos bélicos pasados como la Guerra Civil y no duda en rememorar con cierto placer situaciones extremas anticlericales para condensar su pasión por la resistencia armada, una especie de fantasía a la que le gusta recurrir con frecuencia para invocar el derecho legítimo a defenderse a tiros si alguien, no sabemos quién exactamente, se atreviera a perseguirlo a él.

¿Es ideologicamente de extrema derecha? Él dirá que no y hasta los de extrema derecha se llevarían un chasco al comprobar que en ciertos temas, como los nacionalismos peninsulares, se muestra de lo más poco patriótico.... ¿Qué defiende entonces? simplemente parece ser una reacción en la que se mezcla la política con sus sentimientos de falta de autoestima. ¿Falta de autoestima el padre Fortea? sí, en el fondo todo ese discurso «anti» puede no ser más que un sentimiento de grandes "privaciones" personales, todo ello reconvertido en un potaje político extraño definido únicamente por sus ganas de «pegar tiros», un curita trabuquero que dirían algunos y una pasión desmedida por un modelo de iglesia nacionalizada que aún sigue vivo en muchos rincones de sacristías españolas. Es decir, las ansias egocéntricas de este señor no tienen límites y la figura del cura que todo lo puede y que se pasea por los salones más lujosos del barrio son la base de su «ideología».

Nos comentan, no sin cierto rubor, esta frase recién escrita en su blog "Tanto Gran Hermano, tanto Sálvame, tantas Crónicas Marcianas, han hecho que la población sólo busque pan y circo". Y el rubor se debe a que Fortea es conocido en los medios de comunicación por su pasión por personajes como Javier Sardá o Boris Izaguirre. Sí, sí, han leído bien Boris Izaguirre. Fortea es uno de esos curas del «haz lo que  yo diga pero no lo que yo haga», es decir: no veas Gran Hermano, su programa de cabecera.

Claro, el pan y circo, ya lo sabe él bien, es una mala dieta.

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