viernes, 21 de febrero de 2014

Incalificable



Yo lo llamaría desfachatez, otros lo analizarían sesudamente y darían un buen pronóstico psicológico. No sé que dirían los curanderos del alma... pero yo, que soy un ser que pasa e intenta sobrevivir, considerando que todo va bien porque siempre hay alguien que está peor que uno mismo... yo lo llamo desvergüenza.

El padre Fortea se somete a una operación de hernia umbilical. Cirugía ambulatoria, más o menos habitual, que no requiere de internamiento prolongado ni larga recuperación. Pero este sacerdote amante de la hipérbole, no sólo lo anuncia, sino que hasta se hace fotos en la cama hospitalaria y las muestra al mundo internáutico, con comentarios delirantes que, entendemos, quieren captar la atención de, sobre todo, sus peculiares seguidores.


¿He dicho desfachatez y desvergüenza?, supongo que existen palabras que pueden describir este gesto de una manera más precisa.

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